jueves, 5 de enero de 2012

Tu sofá (2007)


Amarte como nada… como nunca, desear… morir dentro de tí, con una gota de sudor, con un grito de placer…

y en mis sueños te sentí, sentí como si el mundo me cayera encima, y yo volando por el humo del vicio, de tu sabor, de tu saliva…
Incliné mi mano a la altura de tu cara y con el metacarpo de mi mano sentí la dermis de tu pómulo… sentí que mi piel perforaba y penetraba la tuya.
En mis sueños te besé, te morías con tu aire. En él, decías y gravabas un te amo, rozando mis labios con los tuyos, sintiendo el deseo de llevarte a la luna, mi vida en tu lengua.
Poco a poco nuestros labios se fueron humedeciendo en el sabor de tu saliva, sin introducir nada, solo… piel con piel, acariciando y jugando con nuestros sentidos; el gusto.
Rozando labio con labio, respirando del otro cuerpo, teniendo escalofríos por toda la espalda, llenándonos de amor y envenenándonos para siempre..
De la nada mi labio pedía auxilio, pues era victima de tus dientes, sin embargo ignorando esta profunda exclamación que aclamaba mi sentido, me dejé llevar por el deseo.
Mi cuerpo en ese instante, se desordenó, instante el cual añoré por siempre, anhelé tu cuerpo sobre el mío, y efectivamente era la posición perfecta, tu piel sobre mi piel.

En un sofá tal como lo predecías, mi vida se entregaba a la tuya, en el instante en que, lentamente te introduje en un mundo de pasión tu piel descansaba sobre el sofá, mientras yo me encargaba cuidadosamente de explorar cada rincón de tu cuerpo. Empezando por tus labios, recorrí muy despacio todo tu cuello, sintiendo tu corazón en mi lengua experimenté una sensación de impaciencia intensa, tú, recogías todo tu cuerpo en el sofá; Desde ese momento sentí como si fuera una señal a partir por encontrar tu punto débil, y así fue, mis manos se encartaron con tu blusa y en poco tiempo la blusa había desaparecido de tu cuerpo; necesariamente solo tu piel cubría tus entrañas y mis dedos sedientos se enviciaron con tus piernas y nunca pudieron estar tan felices que cuando recorrían los poros de tu piel, deslizándose lentamente por todo ese sudor diminuto que producía la misma…, el short permanecía intacto y mis piernas ya no aguantaban el deseo tan insaciable del contacto y el encuentro con las tuyas.
Mi boca por otro lado besaba tu hombro y se paseaba por todo tu pecho susurrándote y sintiendo como tu respiración se aceleraba, como ahora, tu suspiro… mi lengua jugaba con la única prenda que existía en tu torso, y mis dientes deseaban rasgarla como si fuera un pedazo de papel …

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